El pasado día miércoles 3 de junio, Buenos Aires se convirtió en escenario de una histórica marcha multitudinaria para protestar en contra de la muerte de mujeres a causa de la violencia machista, y para exigir la acción estatal en el cumplimiento de sus compromisos en esa materia. Unas 200 mil personas marcharon sólo en la capital. Mientras que se calcula que más de 100 ciudades dentro y fuera de Argentina se sumaron a la marcha esa misma tarde. La mayoría de los medios, tanto nacionales como de la provincia, destacaron esta jornada histórica en sus portadas (valga señalar que en Venezuela esta movilización pasó prácticamente inadvertida en los medios de comunicación).

Tras una serie de feminicidios, siendo el más notable el de la adolescente embarazada de 14 años Chiara Páez, quien fue asesinada a golpes por su novio de 16 años y enterrada en el patio de la casa de éste último, la marcha fue convocada inicialmente por un grupo de periodistas bajo el lema Ni una menos. El mensaje resonó poderosamente en la ciudadanía y creció como una bola de nieve al volverse viral en las redes sociales. Así, logró aglutinar no solo a activistas de los derechos de las mujeres, familiares de las víctimas y otras personas directamente interesadas en la temática, sino que incorporó a personas de distintos ámbitos de la vida argentina -desde prominentes figuras de la política, deportistas, estudiantes y artistas, hasta presentadoras y presentadores de televisión. Basta mirar las imágenes de la marcha -particularmente la impresionante concentración frente al Congreso Nacional de Argentina, iluminado de color violeta para la ocasión- para comprender que estamos ante un hito en la historia, no sólo argentina, sino regional en los esfuerzos por llamar la atención en torno a la violencia contra la mujer.

Entre los puntos exigidos por las y los manifestantes, quisiéramos resaltar dos en particular: la debida implementación de la Ley 26485 de Protección Integral de la Violencia, que hasta ahora no dispone de un plan de acción que materialice su aplicación; y la creación de un registro oficial único de víctimas, ya que no existen estadísticas oficiales de feminicidios en Argentina (se calcula que sólo en el año 2014, perdió la vida una mujer cada 31 horas). Tan vigoroso fue el llamado que, a menos de transcurrida una semana desde la marcha, la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina anunció la creación de la Unidad de Registro, Sistematización y Seguimiento de Feminicidios y Homicidios agravados por el género.

La marcha constituye un extraordinario ejemplo de organización y movilización en torno a una causa que, aun cuando actualmente existe mayor conocimiento general de parte de la ciudadanía, sigue estando rodeada de estigma, mitos e incomprensión. El uso de las redes sociales fue un aspecto fundamental en el logro de la amplia convocatoria, contribuyendo también con ello a elevar la conciencia sobre la existencia del feminicidio. Igualmente notable fue el hecho que logró reunir a ciudadanos y ciudadanas de distintas tendencias político-ideológicas alrededor de un objetivo común, prevaleciendo el interés de preservar la vida e integridad de las mujeres por encima de las preferencias político-partidistas individuales. Así, se observaron personas a favor y en contra del gobierno movilizarse activamente. La misma presidenta Cristina Kirchner avaló la convocatoria a través de las redes sociales. Tanto el gobierno central como el gobierno local de la ciudad autónoma de Buenos Aires, aunque opuestos políticamente, prestaron apoyo logístico a la concentración. Según cuentan las organizadoras, congregadas frente al Congreso y a pocos metros de distancia entre unas y otras, se podían observar pancartas de mujeres a favor y en contra del aborto, pero unidas en su rechazo al feminicidio.

Sin duda, el 3 de junio de 2015 será recordado en Argentina como un día histórico que esperamos marque un antes y un después en la conciencia y el trabajo para hacer frente a la violencia contra las mujeres. Las lecciones que desde otros lugares de América Latina, particularmente Venezuela, debemos aprender de esta memorable jornada son muchas. Estamos convencidas que presenciamos el naci miento de una nueva era en la defensa de los derechos de las mujeres, con nuevas herramientas de activismo, nuevas protagonistas y nuevos apoyos donde antes no existían.